martes, 22 de marzo de 2016

LA NIEVE

El viernes pasado, tuve ensayo de percusión. Al acabar, yo ya sabía que mis padres me iban a llevar a la nieve,¡pero yo no sabía a donde iba! Pensé que sería un viaje de aquí a Ourense, pero no, era hasta Ponferrada, en León, muy cerca de Asturias.
Al llegar (al final fue un viaje de 2h y media) nos quedamos a dormir en un hotel de tres estrellas, que estaba enfrente de una tienda rara, se llamaba Soluciones 24 (24 horas). Después de dejar el equipaje nos fuimos a cenar a un restaurante, bueno, más bien a picar algo. Después de "cenar" fuimos a Soluciones 24 y me tomé un batido de chocolate.
Al día siguiente, me desperté, obviamente, e intenté mirar por la ventana. Como estaba muy alta le pedí a mi padre que me levantara, ¡y se veía un montañón de 1850 metros de altura, 300 o 200 metros más alta que a la que íbamos nosotros!
La Aquiana, 1850 m. Vista desde el Hotel.
Después de desayunar, vestirnos y recojer el equipaje, fuimos al castillo que le da fama a Ponferrada. ¡Era enorme! ¡Como 4 castillos de San Antón! Había libros antiguos, que yo no podía leer, porque era como: Lapunestamuybapaqloguesub. Si, así de raro era, pero eran muy bonitos.
Castillo templario de Ponferrada.
Empezamos el viaje a la montaña de Leitariegos, 1 hora y media de viaje. Pasamos por unas minas y pueblos mineros hasta llegar a Leitariegos. Empezamos a subir y a subir, cada vez había más nieve, era genial. Cuando llegamos había tanta nieve que lloré de emoción. Dejamos el equipaje y nos vestimos para la nieve. Salimos y había mogollón de gente esquiando, niños jugando con bolas de nieve y gente subiendo en el telesilla. Pero yo NO esquío. Nosotros fuimos lejos del ruído del telesilla. Nos subimos a otro sitio empinado con nieve virgen. Yo y mi padre hicimos un muñeco de nieve, después me tiré en una especie de cuchara grande de plástico, donde pones el culo, te agarras, levantas los pies y si hay suficiente cuesta vas bastante rápido, hasta que te hundes. Yo cuando me volcaba me tiraba como un pingüino, e iba todavía más rápido que con la cuchara. Después mi madre y yo hicimos una guerra de bolas de nieve, y moló.

Eustaquio, el muñeco de nieve.
Yo tirándome en mi cuchara de plástico.
Mi madre a puntito de tragarse una bola de nieve. Jejeje.
Seguimos caminando hasta llegar a Asturias. Había un pueblo siniestro, donde las casas estaban cerradas y recubiertas de nieve, y había truños. Nosotros nos subimos a un montón de nieve, y oímos un ruido, y yo pensaba que era un oso, y mis padres dijeron que podía ser. Al fin y al cabo estábamos en los Picos de Europa.
La iglesia siniestra del pueblo siniestro.
 Al bajar con mi cuchara del montón, nos acercamos a una casa con un mastín leonado, muy viejo, y cuando se acercó mi padre para hacerle una foto se escapó, tenía miedo, y es raro, porque un bicho así de grande dice mi padre que los tienen allí para proteger al ganado de los lobos.
El mastín parecía decir "¿pero éstos qué hacen aquí?"
Seguimos caminando y había un cartel que ponía "El camino del Oso", y entonces me di cuenta de que lo que escuchaba era una vaca. Mientras mis padres seguían leyendo carteles, yo me fijé en unos bonitos carámbanos, quería coger uno pero cuando estaba a puntito de coger o tocar uno mi padre me bajó porque era peligroso, estaba en un montón de nieve en el borde de la carretera, y la nieve no me sujetaba bien, y si me caía y venía un coche me atropellaba.
Mi padre ayudándome a bajar.
Al volver al albergue dormí una siesta porque la nieve cansa mucho. Al despertar bajé con mi madre a la cafetería, donde estaba mi padre, y el camarero; mi madre empezó a charlar, y le preguntó "¿de dónde eres?", y era de Brasil. Era negro, mediano y los ojos negros. Tenía unas pocas arrugas. El pelo era rizo y negro. Era muy simpático, y teníamos una cosa en común, ¡tocaba percusión! Tocó en no sé cuantos grupos, y me dejó tocar su cajón flamenco,¡olé!.
Después cenamos. La comida estaba muy rica: Sopa de bacalao, costilla con patatas y de postre natillas de chocolate. Cenamos mientras veíamos un vehículo oruga. Alisaba la nieve de la pista de esquí. Subía, y cuando bajaba parecía un extraterrestre con sus luces blancas, bajaba desde la niebla.
No dormí muy bien, porque mi padre respiraba mega no, superultramega alto, a mi madre le relajaba, a mi lo contrario, no podía dormir, aunque al final me acabé durmiendo, porque a pesar de que me había echado una siesta, estaba muy cansado por la nieve.
Al día siguiente desayuné, me vestí y fuimos a explorar otra montaña, por desgracia pasaba un río debajo de la nieve y nos podíamos hundir.
Mi madre y yo explorando.
Después de microexplorar la otra montaña, nos subimos en el telesilla, y al llegar a los 1600 metros de altura, la nieve estaba mucho mas densa que a los 1500 metros. Caminamos un poco por allí y encontramos las huellas del vehículo oruga. Después bajamos en el telesilla, mi madre muriéndose de miedo porque cuando fue en el telesilla de Manzaneda con mi hermana, no tenían barrera de seguridad, y debajo no había nieve.
Mi madre muriéndose de miedo.
Y bueno ese fue mi viaje, ¡ah no espera!, me olvido de que volviendo a casa comimos en O Cebreiro en un lugar muy raro unos bocatas. Tenían un coche en la entrada, y estaba todo oscuro, la señora parecía una bruja y estaba sorda, cuando mi padre se fue a lavar las manos no había jabón, le pidió un poco de jabón a la señora y de dio Fairy, y detrás pone "No echar sobre las manos, puede provocar quemaduras". 
Bueno, pues este ha sido mi viaje a la nieve.

                                                                            FIN

10 comentarios:

  1. Nico... corrige antes de publicar...
    Estamos rindo muitíssimo!!! Mui bem contado!

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  2. Mi estimado amigo Nico...
    Eso no es un viaje!!! es una aventura épica de esas que dejan huella... Además de fascinante y bonita, la nieve es super divertida!!!. Has visto un ciento de cosas... El Castillo de Ponferrada lo conozco por fotos, pero no en directo... tiene que ser la monda...!!!
    En fin... me ha encantado tu versión del viaje, tengo que confesar me he reído un cacho...
    ¡¡Gracias por contarlo!!
    Un beso

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  3. Genial Nico, me lo apunto para hacerlo yo. Que suerte.

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  4. Isto confirma a miña teoría de que en todas as aventuras divertidas ten que haber caca. Guai!

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  5. querido Nico, estou feliz de compartir esa viaxe tan bonita contigo.Quèrote

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  6. Me ha gustado mucho Nico, se nota que lo estáis pasando muy bien pese a los truños y la respiración supermegafuerte de Papá..un abrazo y hasta el próximo relato ;)

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  7. Me ha gustado mucho Nico, se nota que lo estáis pasando muy bien pese a los truños y la respiración supermegafuerte de Papá..un abrazo y hasta el próximo relato ;)

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  8. Nico! De respiración supermegafuerte nada de nada! Iso chámase roncar como un bulldozer!! Felicidades, chaval, un relato moi ben escrito. Ata parece que estou cheirando os truños jajaja

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  9. hummmm añadiste imágenes... ¡¡¡muy chulas!!!
    me gustó ese pié de foto de foto "Mi madre a puntito de tragarse una bola de nieve. Jejeje."
    jejeje
    besitos

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  10. Jooooooolin Nico, qué ben o pasei lendo esta aventura.
    Metíchesme unhas ganas no corpo que para o ano levo a Edu!!Qué carai!!

    Xenial!

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